LA INTERNET, UNA CONJURA
SILENCIOSA CONTRA EL ESPAÑOL
Puntuales observaciones sobre los riesgos de seguir agrediendo el español, al desconocer su normatividad al hablar y escribir, no sólo se muestran los desatinos, que son ejemplos vivos que se dan por internet, y particularmente se comenten al abordas las comunicaciones en español, sino lo que denomino “la nueva torre de babel”. Esto es una clara alusión al peligro de que en el futuro, el hispano-hablante no se entienda ante el surgimiento de un extraño idioma degenerado y estrambótico sin soporte lingüístico y carente de normas y esplendor.
Por ello, conmino a los docentes (si es que lo son), padres de familia para que hagan frente a esa alocada y desmedida prostitución de la comunicación desde internet mediante un empeñoso trabajo por frenarla, y volver a la clásica funcionalidad del español.
Hay que promover la cultura para un español bien hablado y cuya funcionalidad clásica, vuelva a su cauce normativo. Por esas razones, quiero hacer un llamado de atención a los estudiantes y maestros sobre la influencia que tiene el idioma correctamente hablado y escrito, en el desarrollo del carácter humano y pregunto que se hicieron los maestros, donde andan metidos los lingüistas, gramáticos y académicos y porque no salen al paso de esa desnaturalización del más útil medio de comunicación con que contamos “la palabra”.
Me permito afirmar que esos muchachos de hoy abstraídos del mundo donde ponen sus pies pero no sus mentes, no podrán ser más que una camada de mediocres si logran salir exitosos de la academia sin conocer su idioma natural y con otro estrambótico y grotesco, que inventaron en sus charlas virtuales desde las computadoras, no creo que puedan abrazar el éxito en cualquiera sea la profesión escogida.
Digo en contraste que la universidad industrial de Santander y algunas otras, se están ocupando de batallar contra los desmanes en la escritura, en sus pruebas técnica para aspirantes a maestrías y otros programas académicos, exigen conocimiento del idioma; plantean ejercicios en que los postulantes deben demostrar que saben escribir correctamente y que conocen su idioma.
Eso obliga a quienes se muestran desdeñosos frente a la importancia del español a estudiarlo, conocerlo y aplicarlo como debe ser. Los otros son los otros, los que no aprobarán las pruebas de ingresos a maestrías; los que habrán de continuar escribiendo torpemente, brillaran por sus continuos y fatales errores cuando se comuniquen con la voz o por escrito con los demás ya hay decenas de profesionales peleles en Colombia que ¡huy! Cometen errores de ortografía hasta cuando hablan, y no atinan a hacerse entender por escrito cuando una idea ronronea en sus testas.
Ojalá, los entes institucionales y privados afloren programas pedagógicos para detener de una vez por todas, el envilecimiento del español.
Por: Jairo Caruso
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